
El ecologista Manuel Gallud, la semana pasada, al presentar la presunta ubicación “defitnitiva” de los mercadillos municipales. /G.P.O.
Es cuanto menos paradójico que Gallud y Rajoy estén de acuerdo en algo, y que ese algo sea en responsabilizar a los mercados de las impopulares decisiones que adoptan, aún tiene mayor mérito. Es más, coinciden también en que se han abonado a una deriva que de no abandonarla pronto acabarán, ambos, provocando una crisis en la convivencia entre los ciudanos, uno en Orihuela, el otro en el resto de España, de incalculables consecuencias. O empiezan a parecer responsables políticos suscritos al consenso o cualquier día les corren a gorrazos porque verdes, lo que se dice verdes, ya les han puesto los ciudadanos hace tiempo, hasta el punto de igualarles en el tono cromático y, en ocasiones hasta en el del discurso. Continuar leyendo